Investigadores de la Universidad de Arizona (UA) en Estados Unidos lograron resolver uno de las interrogantes del manuscrito Voynich, considerado el libro más misterioso del mundo, cuyo autor y contenido son desconocidos.
A través de la técnica de radio carbono, un equipo del departamento de física de la UA encabezado por Greg Hodgins, determinó que los pergaminos del manuscrito datan de comienzos del siglo XV, cien años antes de lo que los expertos habían estimado.
El Voynich es un fascinante libro repleto de dibujos y escritos que nadie ha podido descifrar hasta ahora. El misterio que rodea su origen y contenido hace ver a "El código de Da Vinci" como algo ordinario.
El manuscrito fue descubierto en 1912 en la Villa Mondragone, cerca de Roma, Italia, por el comerciante de libros antiguos Wilfrid Voynich, cuando estaba seleccionando de un baúl unos libros que habían sido puestos a la venta por los jesuitas.
A primera vista parecía como una obra en pergamino, con texto escrito e ilustraciones no muy distintos de los incunables en un anticuario.
Sin embargo, tras una mirada más detallada, el tomo reveló ser como nada antes visto.
Extraños caracteres
El manuscrito Voynich está escrito con caracteres extraños -algunos parecidos al latín y otros de un lenguaje desconocido-, aparentemente ordenados en palabras y oraciones, con la excepción que no se parecen a nada escrito o leído por seres humanos.
En varias páginas el texto se entrelaza con complejos dibujos de plantas, diagramas astronómicos y figuras humanas, algunas bañándose en lo que podría ser una fuente de la juventud.
Voynich se dedicó el resto de su vida a revelar los misterios del origen del libro y a descifrar su significado. Murió 18 años más tarde, sin haber podido arrancarle siquiera uno de sus secretos.
El libro pasó a ser propiedad de la Biblioteca Beinecke de Libros y Manuscritos Raros de la Universidad de Yale, en Estados Unidos.
Carbono-14
En 2009, Greg Hodgins viajó a las bóvedas de la biblioteca para tomar muestras de los pergaminos que pudieran servir para datar el documento mediante el método de radio carbono.
Los métodos modernos para datar materiales son tan sensibles que los rastros de la contaminación moderna pueden dañarlo todo
Greg Hodgins, Universidad de Arizona
Todos los seres vivientes, plantas y animales, tienen en sus tejidos diminutas cantidades de un isótopo de carbono conocido como carbono-14. Una vez la planta o animal muere, el contenido de carbono-14 va disminuyéndose a un ritmo predecible, de manera que puede utilizarse para calcular en tiempo que ha pasado desde la muerte del ser.
Lo que es cierto para plantas y animales también resulta ser cierto para los productos provenientes de estos. Como los pergaminos del manuscrito Voynich fueron hechos de piel animal, también pueden datarse vía el carbono-14.
Hogdins cortó delicadamente con un escalpelo muestras de cuatro páginas que medían 1 x 6 milímetros para llevarlas de regreso a los laboratorios en Arizona.
Tenía que asegurarse de que las muestras no fueran de los márgenes donde se acumula la grasa de los dedos al pasar las páginas, ni que estuvieran cerca del lomo del libro donde pueden estar contaminadas por el pegante.
"Los métodos modernos para datar materiales son tan sensibles que los rastros de la contaminación moderna pueden dañarlo todo", explicó el investigador.
Tintas y pinturas
Después de un complejo proceso de preparación y análisis que involucró arqueólogos, bioquímicos, químicos, físicos, ingenieros y estadísticos, el equipo pudo determinar que el manuscrito era 100 años más viejo de lo estimado anteriormente, cambiando algunas hipótesis que existían sobre su origen e historia.
En otros laboratorios se analizaron las tintas y las pinturas que se utilizaron para escribir el texto y dibujar las imágenes.
Aunque éstas no pueden ser sometidas a pruebas de carbono-14 para establecer su edad, sí son consistentes con los pigmentos que se utilizaban durante el Renacimiento.
Aunque Greg Hodgins resalta que su conocimiento se limita a datar el libro, reconoce que está tan fascinado como el resto de los expertos que han tratado de resolver su misterio.
"El texto tiene características muy extrañas, como el uso repetido de una palabra el cambio de un carácter por otro en una secuencia. Estas extrañezas lo hacen muy difícil de entender", señala.
Hodgins dice que el secreto está asociado con la alquimia, de manera que sería consistente con esa tradición si el contenido del libro estuviera en código.
En cuanto a los dibujos e imágenes, es imposible decir si son botánicas, organismos marinos o astrólógicos.
"Encuentro que este manuscrito es una ventana fascinante hacia una mente muy interesante. Es un gran rompecabezas que nadie ha podido armar y, ¿quién no ama un rompecabezas?, concluyó.
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